Hace ya casi cinco años, los nacidos en el año 1978 recibimos una copia de la Constitución para celebrar que íbamos a cumplir 25 años, al igual que ella. Esta copia venía firmada, entre otros, por el propio Fraga Iribarne recordándonos de manera indirecta que ése iba a ser nuestro último año como "jóvenes". Y es que a los 26 ya teníamos que entregar el carné que nos acreditaba como tales, y que servía básicamente de descuento en la Renfe.
En el año 2008 se van a poner en marcha una serie de medidas que básicamente amplían el concepto que más nos interesa de juventud, el que permite ahorrarnos dinero, hasta los 30 años exclusivamente. Eso implica que nuestra querida Constitución a principios de diciembre va a dejar de ser joven. En resumen, los que nacimos el año de la Constitución vemos cómo todas las medidas se están aprobando para que se beneficien los que vienen detrás. En vez de haberse ido haciendo una por una, acogiéndonos al menos a algo, se van a aprobar unos meses antes de las elecciones, y todas para que beneficie justo a quien ha nacido después que nosotros. Elegimos un mal año para nacer, no podemos celebrar en condiciones haber nacido con la Constitución.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de noviembre de 2007