Es un comegrasas desconcertante, caprichoso, indoloro y, hasta donde se sabe, leve y reversible. Basta con dejar de trabajar en los ambientes que se cree que lo propician -edificios altamente tecnificados, con mucha electricidad estática y campos electromagnéticos y ambiente seco- para que los hoyuelos surgidos en las piernas desaparezcan.
Los primeros casos conocidos en España se produjeron en edificios de oficinas de Barcelona (Gas Natural, La Caixa) a principios de año, aunque desde entonces han sido diagnosticados cientos en la capital catalana, el País Vasco, Valencia y también Madrid. Los empleados de la nueva sede de Telefónica llegaron a contabilizar medio centenar de afectados el pasado verano.
La enfermedad se anuncia con la aparición de pequeños hoyuelos en los tejidos grasos de las piernas de entre medio y un centímetro de profundidad. Los primeros estudios se inclinan por citar como causa de la dolencia a la electricidad estática acumulada en el ambiente, que sin otras vías de descarga, se dirige al cuerpo humano. Allí, por mecanismos que no se conocen, hace desaparecer la grasa en puntos determinados del cuerpo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de noviembre de 2007