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Análisis:EL ACENTO

¡Pobre Durão!

Mejor tarde que nunca, ha debido pensar José Manuel Durão Barroso al hablar por primera vez de la cumbre de las Azores, en marzo de 2003, en la que el entonces primer ministro portugués hizo de anfitrión de George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar. Pues nada, ahora nos enteramos de boca del actual presidente de la Comisión Europea que le engañaron pillamente sus invitados. "Vi documentos que decían que había armas de destrucción masiva en Irak. Eso no correspondía a la verdad", ha declarado en una entrevista a la emisora TSF y al Diário de Notícias.

Han pasado cuatro años y medio de aquella cita en una base militar del archipiélago portugués. Tiempo suficiente para que Durão nos desvele que fue su homólogo español Aznar, "aliado y amigo", quien insistió en que el encuentro donde se decidió prácticamente el ataque contra Irak se desarrollara en un lugar discreto como las Azores. Aznar se marcó un tanto delante de su amigo americano, que quería que fuera en Bermudas, al persuadir a su vecino luso para que hiciera poco menos que de mayordomo en el anhelado encuentro con George y Tony.

Evidentemente, al jefe del Gobierno español, que no tiene un pelo de tonto, jamás se le debió pasar por la imaginación que la entrevista se celebrara en suelo español; por ejemplo, la finca toledana de Quintos de Mora, donde recibió a Bush en su visita a España en junio de 2001, o en el Parque Nacional de Doñana. Ni cuervos ni gaviotas habrían podido ensordecer la protesta ciudadana. Durão no tuvo inconveniente en hacer de maestresala, ordenó el refrigerio para sus ilustres huéspedes, que hasta incluso permitieron que asistiera a la conferencia de prensa. Le colocaron un atril y respondió a alguna pregunta. No puso ningún reparo a que fuera afeitada la triste foto en la que Bush coloca cariñosamente el brazo sobre el hombro de Aznar. Quién sabe si el portugués respiró aliviado por no aparecer en la instantánea. Él ahora nos cuenta que lo hizo "por nuestros aliados" y que la posición del Gobierno portugués era la de no participar en la guerra, aunque su país jamás podría ser neutral en caso de que Bush iniciara las hostilidades contra Sadam. Un año después, Durão, de gran carambola, fue elegido presidente de la Comisión Europea. Ahí parece que sigue.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de noviembre de 2007