El puerto de pescadores de Barcelona dejará de ser un espacio restringido y se abrirá a la ciudadanía. Un restaurante, una nueva lonja y una zona urbana ocuparán la que hasta ahora era una zona cerrada al público. Así lo especifica el convenio firmado ayer por el Puerto de Barcelona y la cofradía de pescadores.
La reordenación del puerto pone fin a la pesca artesanal. El Gobierno catalán, el puerto y la cofradía pactaron ayer el desguace de 19 de las 21 embarcaciones que practican este tipo de pesca.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de noviembre de 2007