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CARTAS AL DIRECTOR

Un profesor ante la reforma

Los profesores españoles de Universidad nos enfrentamos ahora con la enésima reforma de nuestra institución impuesta por el Gobierno. Muchos reconocemos la necesidad de cambios, pero no comprendemos el sentido de lo que se avecina y que ya ha sido aprobado sin que nadie nos pregunte nada: nuestras carreras tradicionales, aunque se diga lo contrario, desaparecen para amalgamarse en nuevas estructuras educativas de base general cuyos primeros cursos consisten en mucho inglés e informática y alguna vaga optativa, mientras que las asignaturas específicas quedan apenas reducidas a un curso o curso y medio, frente a los actuales dos o cinco. Si nadie lo remedia, las carreras del futuro, vaciadas de contenido, serán muy ligeras y generales, aptas para los alumnos de ESO que recibimos y que, en muchos casos, tienen hoy dificultades para leer, comprender lo que leen, resumir y expresarse sin graves faltas de ortografía. Sin embargo, quizás la solución no sea destruir la Universidad para mantener una enseñanza media desastrosa, sino reparar primero ésta para que la Universidad del futuro sirva a la sociedad dignamente en su misión científica y formativa.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de noviembre de 2007