Nada que decir al profesor Brioso sobre la necesidad de mejorar la enseñanza media y universitaria, ni sobre su crítica a la última reforma universitaria, basada seguramente en una información exhaustiva (Cartas al director, 26-11-2007). Se diría, sin embargo, no tener la información suficiente, o bien utilizarla sin el debido rigor, al referirse a los alumnos que llegan a la Universidad. La Universidad no recibe, como él dice, a alumnos de ESO, son alumnos que, después de la enseñanza secundaria obligatoria, han superado los dos cursos de Bachillerato y unos exámenes de Selectividad cuyo contenido es elaborado o, al menos, supervisado y aprobado por las distintas universidades. Es más, si se trata, como la suya, de una Universidad pública, sobre todo en las especialidades donde la "nota de corte" es más alta, recibirá a los bachilleres más brillantes, a los mejores alumnos de esta etapa preuniversitaria.
Habría que aclarar, además, que las deficiencias en materia de expresión no son patrimonio de esos menospreciados alumnos que, al fin y al cabo, tienen toda una vida para mejorarla. Es quizá más preocupante, por ejemplo (¡hay mucho donde elegir!), la expresión unas veces inadecuada, otras salpicada de incorrecciones y otras muchas, sumamente limitada de algunos de sus colegas que no han sido precisamente alumnos de ESO.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 3 de diciembre de 2007