Comprendo que el tema que desarrolla este falso documental, el asesinato de George W. Bush el 19 de octubre de 2007, le haya puesto los dientes largos a mucha gente asqueada ante el desprecio que muestra el jefe del Imperio por la vida de los infieles y civiles iraquíes y afganos, e incluso por la de los soldaditos de su ejército, que consideren venturosa la utópica desaparición de alguien que en nombre del goloso petróleo o del poder geopolítico siente una excesiva afición a montar guerras que acabarán salpicándonos a todos. Lo más probable es que se lleven una notable decepción si esperan de Muerte de un presidente suspense y profundidad, conmoción y magnetismo.
El director Gabriel Range se esfuerza por ser original, crítico y complejo. Esas pretensiones se quedan en nada, en un fatigoso quiero y no puedo, en situaciones repetitivas y estancadas.
Muerte de un presidente
Director: Gabriel Range. Intérpretes: Hend Ayoub, Brian Boland, Becky ann Baker, Robert Mangiardi. Género: falso documental, Gran Bretaña, 2007. Duración: 90 minutos
El arranque promete. Mezclan en un laborioso montaje imágenes de archivo de Bush y su corte, en su llegada a una convención en Chicago y rodeados por manifestantes duros a los que apalea la policía, con personajes e historias de ficción retratados con minucioso afán documental. Y tiene mérito, está tan bien acoplado que resulta arduo distinguir lo que es auténtico de lo que es ficticio.
El encanto dura poco. A raíz del asesinato de Bush por un francotirador comienza una pesadísima retahíla de declaraciones de asesores y guardaespaldas reconstruyendo el magnicidio. Tampoco existe nada apasionante en la búsqueda del asesino, largándole maquiavélicamente el muerto a un inocente sirio acusado de actuar a las órdenes de Al Qaeda. Llega un momento en el que te da igual el fiambre y su ejecutor. Sólo deseas que se acabe. Reviso En la línea de fuego, que va del mismo tema. Me reconcilio con el cine. Me olvido al instante del concienciado y espeso discurso de Muerte de un presidente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de diciembre de 2007