La violencia en Irak ha descendido notablemente, hasta un 60% en los últimos seis meses, para situarse en niveles parecidos a los de hace casi dos años. Todo un éxito. Eso de las guerras siempre acaban con la misma cantinela: valía la pena tantos muertos para conseguir la paz. La presunta paz de los que quedan vivos sin sus muertos. Las guerras no son nunca un éxito, son el fracaso de gente mediocre que sólo conoce una manera de solucionar conflictos: la destrucción.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 9 de diciembre de 2007