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CARTAS AL DIRECTOR

Asesinar no es ejecutar

Constituye una trampa del lenguaje y un caballo de Troya favorable a los intereses de los criminales etarras el que acaben imponiéndonos su dialéctica. Como sucede cuando denominamos "liberados" a los etarras a sueldo; "lucha armada", a sus acciones asesinas; "comandos", a sus cuadrillas de pistoleros, etcétera.

Un ejemplo muy reciente de estas coces lingüísticas lo tenemos con las informaciones sobre el último asesinato en Francia de los dos jóvenes guardias civiles, cuya muerte de nuevo ha sido calificada por distintos medios de comunicación como "ejecuciones", o que "los guardias civiles fueron ejecutados", e incluso "ajusticiados".

Pero "ejecutar" y "ajusticiar" significan dar muerte al reo, y "reo" es el culpado en un proceso judicial. Para entendernos: ejecutar y ajusticiar es justo lo que ya no se puede aplicar sobre los asesinos. En este caso, más que ante una trampa del lenguaje, nos encontramos con una hiriente paradoja.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de diciembre de 2007