Confianza y expectativas son las dos palabras clave de la economía globalizada. Y ambas están en horas bajas. Ni la rebaja de tipos en EE UU ni la fanfarria del plan de emergencia de los grandes bancos centrales para hacer frente a la crisis de liquidez sirvieron ayer para calmar la incertidumbre en los mercados. Nadie habla aún de recesión más que como una posibilidad remota.
Mal día en la Bolsa hasta para dejar de fumar. Iberdrola Renovables, protagonista de la mayor operación de salida a Bolsa de una compañía privada en España, se estrenó ayer en el mercado con un descenso del 2,83% respecto al precio de salida, de 5,30 euros.
Las entidades financieras los consideran clientes peligrosos. Son aquellos que se han endeudado, en teoría, por encima de sus posibilidades, ya que deben más que el 35% de su renta bruta. Según la Encuesta Financiera de las Familias, elaborada por el Banco de España y que recoge los datos hasta 2005, un 5,8% de los hogares pagan facturas y letras que superan en más del 40% su renta. En el 2002, estos hogares apurados eran la mitad, el 2,9%.
La economía española se enfrenta a una fase de desaceleración que corre el peligro de agravarse. La crisis financiera que estalló en verano afecta sobre todo al país donde se originó, Estados Unidos, pero "existe riesgo de contagio en la economía europea y, por ende, en la española".
Al frío soleado en el aeródromo de Cuatro Vientos invitados y periodistas escrutaban ayer los gestos del presidente de Iberia, Fernando Conte, y el de Caja Madrid, Miguel Blesa, en su primer acto público desde que la entidad financiera se convirtiese hace unas semanas en accionista mayoritario en la octogenaria aerolínea. Hubo cierta emotividad, pero el guión se ciñó a la diplomacia prevista.