En más de una ocasión nos hemos planteado el futuro del maridaje, ya saben, el arte de armonizar comidas y bebidas. En Entrevins tienen fama de lograr un buen resultado con el experimento, toda vez que su propietario -Guillaume- ha sido catador y sommelier antes que patrono, y por tanto se le reconoce el conocimiento de los caldos que ha de conjuntar.
En un local redecorado hace unos meses, con el fin de dotarlo de mayor calor y menor ruido, nos ofrecen una suerte de menú degustación, que nos hace compartir tres entradas para después tomar dos platos individuales y un postre por la módica cantidad de veinticinco euros el comensal, aparte el vino.
Y aquí surge la duda: o bien tomar tres vinos diferentes -elegidos por la casa- por nueve euros más, o descorchar nuestra botella favorita a despecho de que algunos platos no combinen con el caldo.
Bernardino Ortí, cocinero de la casa, proviene de Londres, donde hizo estudios y después ha pasado un año con Oscar Torrijos, lo cual le debe conferir una clásica culinaria. Y Guillaume es un experto francés de las bodegas. Con estos datos deberemos tomar la sublime decisión: dejarnos aconsejar o intentar que nuestro criterio prevalezca.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de diciembre de 2007