El caco fashion victim no es una novedad. De hecho, es un género dentro de la enciclopedia del robo especializado. En ciudades como Milán, Nueva York y París, con millas de oro de bastante más quilates que la madrileña, algunas veces se han dado este tipo de robos espectaculares, y hasta en serie. Y es que a veces, un bolso vale tanto o más que un diamante. Los ladrones de maletas siempre posan su ojo experto en valijas del monograma Vuitton, por ejemplo, pues el sentido común les dice que su contenido será acorde con el continente. Antes estuvo de moda el alunizaje para robar abrigos de visón, pero el ladrón enterado sabe lo que está de moda y lo que no.
La milla de oro madrileña atesora mucho entre boutiques y joyerías. En apenas 400 metros, la acumulación de negocios del lujo es abrumadora y sigue el estilo de las ciudades citadas. Lujo atrae lujo, y allí abundan los bolsos de 7.000 euros, contando con que, firmas como Chanel, ofrecen además de complementos, relojería y joyería propia de gran fuste. En Lista y sus ángulos aledaños encontramos, entre otros, a Lalique, Suárez, Cartier, Gucci, Chanel, Bottega Veneta, Missoni, Dior, Louis Vuitton, Hugo Boss. Los nombres se suelen repetir: es una acumulación en cierto sentido natural.
Se dice que hay sitios donde es imposible robar, como la plaza Vendôme de París, donde están los sellos joyeros de más prestigio del orbe. Aparentemente no ves un poli, pero la custodia es sofisticada. Se filma todo, desde el curioso que se acerca a una vitrina hasta los coches que aparcan frente a las suntuosas puertas doradas. Y dicen que allí todo el mundo va discretamente armado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de diciembre de 2007