Curiosas, cuando menos, las apreciaciones sobre la deficiente comprensión lectora de los escolares españoles, expresadas por la coordinadora de los contenidos mínimos de Lengua del Ministerio de Educación (EL PAÍS, 3-12-07). Según la señora Pilar Pérez no tiene sentido preguntar a escolares de 12 años qué es un narrador omnisciente cuando es "algo que no sabría responder la mayoría de titulados universitarios". Justificar una carencia con otra mayor es una muy pobre argumentación... que bordea ya la patafísica cuando entre ambas carencias existe una relación causal.
Porque, en efecto, cabría preguntarse si no habremos llegado a esta situación precisamente porque nadie se preocupó de que los actuales universitarios aprendieran, cuando tenían 12 años, lo que es un narrador omnisciente. Conocimiento, por cierto, que tampoco es que constituya un arcano. ¿O quizá lo que subyace en las palabras de la señora Pérez es la idea de que no tiene utilidad alguna saber lo que es un narrador omnisciente?
En fin, si la estrategia del ministerio para mejorar la capacidad lectora de los escolares es la que parece deducirse de las declaraciones de esta responsable, les sugiero que en el futuro en vez de contenidos mínimos de Lengua los califiquen de minúsculos. Mejor aún: inapreciables.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de diciembre de 2007