Estamos en plenas fiestas navideñas y los escaparates se han vestido para la ocasión. Nuestros niños y niñas esperan con ilusión sus regalos. A menudo, se muestran indecisos para elegir ante el bombardeo publicitario que les ofrece juguetes perfectos, provistos de mil y un artilugios. Como futuras educadoras, sabemos que la ilusión de los pequeños no debe traducirse en un número desorbitado de regalos, que el gasto desmedido no hace a los niños más felices y que durante la infancia los niños y niñas necesitan jugar en familia. El juego se convierte así en una oportunidad para educar, para formar también en valores y, por ende, para enseñar a convivir.
No pensemos en cuál es el mejor regalo estas navidades, ni en cuál está de moda, pensemos en lo que nuestros niños y niñas de verdad necesitan para jugar y mantener la ilusión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 24 de diciembre de 2007