En respuesta a don Enrique Costas Lombardía y utilizando sus mismos argumentos me gustaría exponerle lo siguiente.
Conceder a los enfermeros la facultad y la autonomía de prescribir ofrece muchos beneficios (haría mejor la atención al enfermo y mayor la eficiencia en el gasto), seguridad para la asistencia sanitaria, en especial la pública: disminuiría sin duda el autoconsumo y el despilfarro farmacéuticos (habría miles de prescriptores más con una cualificación alta, con gran bagaje farmacológico, no más vulnerables a la publicidad de la industria farmacéutica que la profesión médica), se disminuiría la tasa de prescripciones inadecuadas (la formación clínica de los enfermeros es tan buena como la de otros sanitarios), cada profesional tendría responsabilidad legal sobre sus actos, eliminaría el exceso de protagonismo de la profesión médica en la sanidad y aumentaría la relación profesional sanitario/enfermo, centro de la asistencia. El Sistema Nacional de Salud sería mejor. Hay que agradecer a la Organización Colegial de Enfermería su firme apoyo a esta proposición.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de diciembre de 2007