A la propuesta lanzada por el señor Gómez-Navarro, ex ministro socialista (esto último, también ex, a juzgar por sus respuestas) y actual presidente del Consejo Superior de Cámaras, de bajar los impuestos directos y subir los indirectos, el periodista (EL PAÍS, 26 de diciembre de 2007) le preguntaba que si era ésa una medida de izquierdas, a lo que el otrora ministro respondía que no, que es "de racionalidad económica", añadiendo que "el debate entre izquierda y derecha está superado".
Corramos, pues, un tupido velo sobre los términos trasnochados derecha e izquierda y enfrentémonos a la realidad. ¿A quiénes beneficia, sobre todo, que bajen los tributos directos como el IRPF, el impuesto sobre el patrimonio y el impuesto de sociedades? Evidentemente, a las personas físicas que mayores rentas obtienen y más patrimonio acumulan, y a las empresas con lustrosas ganancias; es decir, a los de arriba, por llamarlo de alguna manera que nos entendamos todos.
Y ahora ¿a quiénes perjudica más que suban el IVA y los impuestos que recaen sobre el precio final de los productos? No hace falta ser Keynes para intuir que a las personas físicas de menores rentas; esto es, a las de abajo. En resumen, ya no hay políticas de derechas ni de izquierdas, sino de arriba y abajo, respectivamente. Ya lo saben ustedes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de diciembre de 2007