Siguiendo la estela de algunos políticos de su talla, el vicepresidente económico del Gobierno de Aznar ha fichado finalmente por el banco de inversiones Lazard. De esta forma, se deshojaba durante los primeros días de este mes la margarita del futuro del político español sobre el que tanto se había especulado desde que decidió abandonar anticipadamente la gerencia del Fondo Monetario Internacional "por motivos familiares". Su mandato, de apenas tres años y medio en el FMI, el más corto en las seis décadas de historia de la entidad, ha provocado algunos elogios, pero también críticas como la de la poca seriedad de su labor de vigilancia como en el caso de las manipulaciones de la moneda china o las asignaturas pendientes que ha dejado, entre las que destaca sin duda la reforma para reequilibrar el poder en el organismo financiero ante el auge de los países emergentes.
Rato ha seguido los pasos de otros dirigentes que han cambiado sus carteras públicas por la de banqueros como el ex canciller alemán Gerhard Schroeder y el ex ministro francés de finanzas, Thyerry Breton, que asesoran al banco de inversiones Rothschild. El fondo Cerberus, que recientemente ha comprado la firma automovilística Chrysler, disfruta también de la ayuda inestimable de John Snow, ex secretario del Tesoro de EE UU.
Goldman Sachs es una de las firmas más proclives a este tipo de fichajes, no en vano cuenta entre sus filas con personajes como el ex comisario europeo Mario Monti.
Las razones de estos contratos no son otras que su visión estratégica global sobre lo que ocurre en el mundo económico, además de la importancia de sus contactos y su acceso a las instituciones que pueden ser de ayuda en muchas de las operaciones que abordan. Gran pare de los ingresos de estas firmas financieras viene de los procesos de fusiones y adquisiciones empresariales internacionales.
Rato, que se incorporará a Lazard el próximo 1 de febrero, es amigo personal de Aznar desde la juventud, han lidiado muchos toros juntos tanto personales como públicos y son muchos los que aseguran que a medio o largo plazo estará de nuevo en los ruedos políticos. La incertidumbre en la sucesión de la dirección del Partido Popular tras la más previsible derrota en las próximas elecciones generales y la lucha por el poder entre algunas de las familias más representativas están abonando el terreno, según los analistas, para ese retorno del que por ahora no quiere oír hablar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de diciembre de 2007