Tras varios años como secretario general de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), en 1984 asumía la presidencia de la misma con carácter transitorio un ejecutivo que ha estado a punto de cumplir las bodas de plata al frente de la gran patronal. Problemas de salud importantes le han retirado del cargo no sin dejar antes todo bien atado. La llegada de su sustituto, Gerardo Díaz, no ha sido más que la crónica de una sucesión anunciada. Con unos planteamientos claramente continuistas de defensa del diálogo como herramienta fundamental para alcanzar una paz social que tantos frutos ha dado a la economía española durante los últimos lustros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de diciembre de 2007