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CARTAS AL DIRECTOR

Kenia, se repite la tragedia

El continente negro-africano es un queso de gruyère, lo están agujereando por todas partes, África es la madre nutricia de la mayoría de las materias primas que hay en el mundo e interesa sobre todo por sus recursos naturales, que han de ser extraídos al menor coste posible eludiendo los sistemas impositivos locales e incluso utilizando la violencia, que a mayor abundancia ejercen los propios africanos como si ésta fuera un lastre insuperable de sus culturas; por otro lado, en el actual proceso de deslocalización industrial África todavía no interesa para la implantación de empresas del norte, la inestabilidad política ayuda mantener a los africanos como mano de obra desplazada y absolutamente vulnerable en todas las partes del mundo.

Desde que comenzó la descolonización de África, cuando cualquier Gobierno africano da el mínimo paso para librarse de la presión globalizadora neocolonial, se encuentra inmediatamente con una revuelta popular bien organizada, armada hasta los dientes, y revestida de sacrosantos derechos tribales.

Aparece la tribu, y el problema político, que han creado los intereses económicos internacionales, se transforma en un asunto africano de imposible resolución pacífica, porque se enfrentan identidades primigenias irrenunciables. Esto garantiza la continuidad del expolio económico y la quiebra sistemática de todos los intentos habidos de democracia representativa en países como Kenia o RD del Congo y aleja la posibilidad de alianzas regionales.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de enero de 2008