Las nuevas familias se van imponiendo
Hasta hace tres años, J. Antonio Armentia se creía un hombre felizmente casado, con esposa y dos hijos. Lo típico. Sin embargo, hoy, a sus 47 años, está divorciado, vive solo y ve a sus hijos en fin de semana. Su lugar en la estadística se ha invertido y ha pasado de ocupar un sitio entre las familias tradicionales (matrimonio con hijos) a la casilla de los hogares unipersonales.