La leche que le mandó el médico no le sirvió para nada. Horas después el hombre falleció. La causa, un ataque cardiaco. Los hechos ocurrieron el 18 de febrero de 2006, cuando la esposa telefoneó al seguro porque su marido sufría "fuerte presión en el pecho que le quemaba al respirar". Al médico le dijo que en la familia había antecedentes de infarto. Pero el cirujano sólo le aconsejó beber leche. Por eso la Fiscalía de la Audiencia de Guipúzcoa reclama tres años de cárcel. Le acusa de homicidio por imprudencia profesional, y le pide tres años de prisión y cinco años de inhabilitación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de enero de 2008