Estación de metro de Moncloa a la una de la tarde de ayer. Llegada a los tornos de entrada. Con un hábil movimiento, el hombre de la imagen adosa su cuerpo al de la mujer que le precede. Ella introduce el billete y las puertas se abren. La mujer avanza y el hombre acelera el paso para pegarse a ella. Entran los dos. Con un solo billete, un empujoncito y rapidez en los movimientos, en el metro de Madrid pasan dos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de enero de 2008