Leo la situación acaecida al eurodiputado de CiU Ignasi Guardans en el aeropuerto de Barcelona y quisiera añadir mi experiencia personal y frustración ante esta situación que se repite con demasía.
Debido a mi trabajo, vuelo con frecuencia y paso los controles de seguridad de numerosos aeropuertos del mundo, principalmente de Europa y Latinoamérica. Es sorprendente cómo cambian los criterios de control en los aeropuertos de las diferentes ciudades que debo visitar, la mayoría de ellas capitales de sus países.
En Europa se debe sacar el ordenador del maletín, y en otras no es necesario, pero en cambio te pueden requisar unas galletas.
Lo que sí sucede muy raramente es que se obligue al pasajero a descalzarse como se hace en Barcelona, y además con una frecuencia inusitada. En ocasiones, principalmente en verano, se obliga al pasajero a quitarse unas chancletas de playa. ¿Qué ocurre, que unas chancletas disparan el sensor o que a la persona que tiene capacidad de ordenar el control le gusta humillar a la gente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de enero de 2008