Ocurrió al revés. Sus obras comenzaron a dialogar con independencia de sus autoras y se les fue de las manos. En 2003, la poeta María do Cebreiro (Santiago, 1976) descubrió a la fotógrafa Joana Pimentel (Oporto, 1971) en el Marco de Vigo. "Me llamó la atención su trabajo de escritura sobre el cuerpo, con esas imágenes de cuerpos femeninos cubiertos por caligrafías en diferentes idiomas", explica María do Cebreiro. Enseguida pensó en que una de las fotografías de Pimentel podría ilustrar la portada del libro As terceiras mulleres (Galaxia, 2005), un ensayo acerca de la intervención histórica de las mujeres como "sujetos" a través de un recorrido libre por algunas obras capitales de la tradición occidental.
Tras conocerse, ambas comenzaron a intercambiar versos y encuadres. El resultado es la serie A comunicación é anónima que se expone ahora en la galería Ad Hoc de Vigo, con cinco fotografías de gran formato que retoman la idea de mezclar cuerpo y palabra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de enero de 2008