El obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, ha tardado 28 días en rectificar sus palabras del pasado 24 de diciembre, cuando atacó la homosexualidad, la comparó con la pederastia y dijo que hay menores que desean y provocan los abusos sexuales. "No he pretendido justificar en ningún caso el abuso de menores, que es siempre absolutamente reprobable. El abuso de menores es moralmente un pecado gravísimo y jurídicamente es un delito. De ninguna manera he comparado, ni he querido comparar, ni comparo la homosexualidad con el abuso de menores".
Álvarez leyó esta declaración durante una entrevista en la Televisión Canaria, la primera desde sus polémicas declaraciones a La Opinión de Tenerife, que le valieron un chaparrón de críticas. Y añadió: "He aprendido la lección; esto nos consolida, nos madura. Jesucristo también experimentó la contradicción, la incomprensión, el que le malinterpretaran, el rechazo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de enero de 2008