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Reportaje:

Los 180 segundos de Marbella

El Ayuntamiento limita las intervenciones de sus ediles para acortar los plenos

Las fábulas y las citas literarias de Fray Luis de León o Tomás Moro a las que tan aficionado es el único concejal que IU tiene en Marbella, Enrique Monterroso, deberán de ser más concisas a partir de ahora. El Ayuntamiento marbellí puso ayer en práctica un sistema para medir las intervenciones de los concejales durante los plenos y evitar que se prolonguen interminablemente.

El invento, formado por tres cronómetros digitales de números rojos y un panel de mandos que controla la alcaldesa Ángeles Muñoz, recuerda a la dinámica del programa de televisión 59 segundos, solo que los ediles tienen tres minutos, 180 segundos, para plantear sus mociones y un minuto y medio para las réplicas. Los micrófonos todavía no bajan, pero un gesto de la regidora hace que el técnico de sonido reduzca el volumen si se abusa del tiempo.

A pesar de que ayer fue el primer pleno en el que se implantaron los 180 segundos, los miembros de la corporación aceptaron la dinámica con naturalidad. Sólo Monterroso, habituado a extenderse en sus alocuciones, preguntó en varias ocasiones por los minutos de los que disponía y bromeó con la posibilidad de sobrepasarlos. "Sabe usted que seré flexible si no se extralimita", dijo la alcaldesa. "Me siento cohibido, podría dar mucho más de sí -reconocía después-se va reduciendo la posibilidad de que la oposición participe y no hay debate".

Al viceportavoz de la agrupación socialista le costó, pero le dio el visto bueno. "Hace el pleno mucho más ordenado y evita que se haga interminable, aunque el minuto para las réplicas se queda corto por lo que pediremos que se amplíe", mantuvo Francisco Zori.

La sesión comenzó a las 10.00 y acabó a las 15.00, una hora record si se tiene en cuenta que algunos plenos han durado casi ocho horas sin recesos.

Una vez pasada la prueba de fuego, el concejal de Nuevas Tecnologías, Félix Romero, enseñaba con orgullo los botones con los que los cronómetros se ponen a cero o en pausa. Para ello retiró una cuartilla de papel en la que ponía "no tocar". Los propios funcionarios vigilaban que ningún espontáneo se atreviera a volver loco el cacharro. "Alguien se ha emocionado toqueteándolo y esta mañana hemos tenido que llamar a un técnico para que lo vuelva a configurar", explicaba uno de ellos. "La instalación ha costado unos 13.000 euros, pero lo más caro ha sido el sistema de sonido, ya que cada micrófono va por un canal", mantenía Romero.

En las mejoras también se incluyen tomas de sonido para los medios, que tenían que colocar los micrófonos y grabadoras junto a los altavoces situados detrás de los concejales de forma que debían levantarse de los sillones para permitir el paso a los periodistas.

Mientras tanto, y aprovechando que tenía a la alcaldesa cerca, el concejal explicó que tiene en mente instalar unos monitores que reflejen el sentido de las votaciones, aunque el proyecto tendrá que formar parte de la segunda modernización del salón de plenos. La situación económica de la ciudad no permite más dispendio del estrictamente necesario.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de enero de 2008