La Bolsa continúa moviéndose sin una dirección definida, pero con la misma velocidad de las jornadas anteriores, dando lugar así al mantenimiento de la volatilidad en unos niveles muy altos.
El Ibex 35 terminó con un resultado prácticamente plano después de llegar a subir el 2,93% y acercarse al nivel de los 13.500 puntos, pero las realizaciones de beneficios de la inversión a corto impidieron que la diferencia semanal se redujera a mínimos. Al final, el Ibex 35 cierra su séptima semana consecutiva de descensos con una caída del 3,77% que, sumada a las anteriores, ofrece un descuento del 16,93% desde el pasado día 7 de diciembre, último viernes en que este índice terminó en positivo.
La jornada apenas ofreció argumentos a los inversores, con una total sequía de indicadores económicos y mucho tiempo para darle vueltas a la situación. Lo más positivo de esta sesión, para el mercado de valores español, está en la consolidación de posiciones sobre el nivel de los 13.000 puntos, que así se convierte en un soporte, aunque la velocidad de los acontecimientos de las últimas jornadas impide conceder demasiada importancia a cualquier referencia.
El comportamiento del conjunto de los mercados de valores europeos fue muy similar al del español, aunque los tanteos alcistas fueron superiores en el Ibex 35 durante algunas horas. El nuevo repunte de la Bolsa de Tokio, el tercero consecutivo, aportó algo de tranquilidad a las plazas europeas, pero fue la indefinición de la Bolsa de Nueva York la que animó a los inversores a reducir riesgos.
Algunas declaraciones sobre la decisión del BCE de mantener los tipos de interés, con el argumento de que la Unión Europea y Estados Unidos atraviesan situaciones económicas muy diferentes, no convencieron a los inversores, siempre partidarios de medidas que apoyen sus intenciones.
La contratación descendió hasta los 7.205,87 millones de euros en el Mercado Continuo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de enero de 2008