La canciller alemana, Angela Merkel, en presencia del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, justificó y restó importancia a la apuesta que el miércoles pasado hizo en París por la victoria electoral de Mariano Rajoy. Tanto Merkel como el presidente francés, Nicolás Sarkozy, desearon "de corazón" al líder del PP un "gran éxito" en las elecciones del 9 de marzo.
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Preguntada ayer si deseaba la misma suerte a Zapatero, con el que compareció ante la prensa al término de la cumbre hispano-germana, Merkel restó importancia a este hecho. "Sabemos que formamos parte de distintas familias políticas", respondió, refiriéndose a Zapatero, "y de la misma forma que su corazón late más por el SPD [Partido Socialdemócrata Alemán], él tiene que aceptar que me sienta más vinculada con el PP". Su anfitrión salió de inmediato al quite para apostillar que ambos están de acuerdo en que "lo mejor es lo que decida el pueblo español". Precisamente, Zapatero inauguró su relación con Merkel con un grosero análisis electoral, al calificar de "fracaso" el resultado que obtuvo en los comicios de septiembre de 2005. Dicho resultado permitió a Merkel convertirse en jefe de Gobierno tras pactar una "gran coalición" con los socialdemócratas. No fue ése el único desencuentro entre ambos. La OPA de la germana E.ON sobre Endesa marcó la anterior cumbre hispano-alemana, celebrada en septiembre de 2006 en Meersburg (Alemania).
La reunión de ayer en Palma de Mallorca evidencia, sin embargo, que esos problemas se han superado. No por sus resultados (como poco, escasos), sino por su propia celebración. Tal como se sospechaba, la cumbre carecía de verdadero contenido. Las dos delegaciones no aprobaron ningún acuerdo, pese a que acudieron nueve ministros y tres secretarios de Estado. Por parte española estuvo la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, lo que no es habitual, ya que el titular alemán de Exteriores, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, tiene el rango de vicecanciller.
El sistema de las cumbres tiene un efecto perverso: obliga a celebrar una al año y, cuando esto no ocurre, se disparan los rumores sobre problemas bilaterales. La de ayer debía haberse celebrado el pasado otoño, pero se aplazó pretextando razones de agenda. Fuentes gubernamentales españolas subrayan que Merkel accediera a celebrarla a sólo 38 días de las elecciones españolas, a pesar de que con ello restaba una baza electoral al PP, su partido "pariente" en España.
La clave de la actitud amistosa de Merkel hacia Zapatero hay que buscarla en el discurso que pronunció ayer por la tarde en la Lonja de Palma, donde recibió un premio del Foro Nueva Economía. La canciller agradeció al jefe del Gobierno español su apoyo para el éxito de la presidencia alemana de la UE, en el primer semestre de 2007, que desbloqueó la crisis institucional. Zapatero, de su lado, facilitó la celebración de la cumbre al elegir como sede Mallorca.
El único punto concreto que salió de la reunión fue el propósito de impulsar proyectos conjuntos en África en materia de energías renovables.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de febrero de 2008