Los diputados y senadores franceses abrieron ayer la puerta a la ratificación, probablemente el jueves, del Tratado de Lisboa, que sustituye a la Constitución europea, que naufragó en Francia al ser rechazada en referéndum en la primavera de 2005. Como paso previo a la ratificación era necesaria una revisión de la Constitución francesa, lo que exige el apoyo de al menos tres quintas partes del Congreso de senadores y diputados.
Un total de 907 representantes del pueblo estaban convocados en el palacio de Versalles para proceder a la 23ª revisión de la Carta Magna de 1958. De los 893 presentes, 560 votaron a favor, 181 en contra y 152 se abstuvieron. La práctica totalidad de los representantes de la mayoría gubernamental votó a favor, los socialistas se abstuvieron mayoritariamente, con alguna excepción como el ex ministro Jack Lang, mientras que comunistas, verdes y soberanistas de derechas votaron en contra reclamando que el nuevo Tratado sea sometido a referéndum.
El jueves, por separado, la Asamblea Nacional y el Senado votarán la ratificación del Tratado, para lo que sólo es necesaria la mayoría simple.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de febrero de 2008