Soy una joven de 24 años que actualmente realiza su doctorado en Ciencias Biológicas en un instituto Max-Planck en Alemania. También soy lectora habitual de EL PAÍS, al que considero mi periódico desde que tengo hábito de leer prensa. Sigo diariamente la versión elpais.com para estar más cerca de casa, y en mi instituto disfrutamos de las versiones en papel del sábado y el domingo.
Por todo ello, me avergüenza leer que EL PAÍS está distribuyendo unos coleccionables sobre el programa que el señor Iker Jiménez conduce en la cadena Cuatro. Por primera vez, me avergüenzo de mi periódico y de uno de sus coleccionables, que siempre han sido de gran calidad (cuando era niña me entretenía con las páginas de los atlas y de los álbumes de ciencia que aún rondan en casa de mis padres).
Me avergüenzo profundamente de que se reparta seudociencia con mi periódico. Últimamente han aumentado los artículos de divulgación científica en el mismo y pensé, ilusa de mí, que España, gracias al periódico más leído en ella, estaba dándole una oportunidad a la ciencia, a mi pasión.
Nunca pensé que EL PAÍS vendería la ciencia al mejor postor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de febrero de 2008