El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga acoge la última obra de Javier Calleja (Málaga, 1971) en la muestra Play room. Es como una habitación de juegos en donde las dimensiones y la simbología son las protagonistas. Para el director del CAC Málaga, Fernando Francés, la exposición es para el artista su particular Gulliverland "para transportar al espectador a una infancia olvidada donde la inquietud es la temperatura y la escala, el tamaño, un aviso a navegantes que recuerda al mismo espectador que el arte pudiendo ser un juego, no lo es. El artista trata su obra como si fuese un juguete con el que espera que el público juegue, interaccione, cambie su habitual papel pasivo en activo. Y puesto que ansía ese juego por parte del visitante, Calleja se comporta como un niño, desordenándolo todo, imponiendo un orden caótico, muy difícil de racionalizar sin las claves de la magia y la fantasía".
Play room se compone de dibujos realizados con técnica mixta y multitud de piezas que contrastan entre sí por la diferencia de tamaños: miniaturas frente a objetos de proporciones desmesuradas que ayudan a crear una dualidad que se contrapone, la visión infantil del mundo adulto y la concepción que éste tiene del primero. "Cuando entramos en el cuarto de juegos de un niño, pensamos que es una leonera, pero si preguntáramos al niño qué ha pasado, nos contaría mucho. Nada está ahí por casualidad, y el niño ha tenido algo que contar, pero normalmente no nos preocupamos por preguntarle", dijo Calleja, en referencia a cómo ha planteado su Play room, en cuyas obras ha invertido un año de trabajo.
"Con Play room, Javier Calleja muestra su universo más privado y personal, retrotrayendo al espectador hasta una dimensión infantil e incluso lúdica. La aparente ingenuidad que se aprecia en su trabajo esconde tras de sí una estudiada distribución espacial, que busca la interacción directa con el público", añade Fernando Francés.
en el centro de arte contemporáneo de málaga. hasta el 13 de abril. gratuito.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 7 de febrero de 2008