Ya no tiene responsabilidad en Convergència i Unió y dice hablar a título personal, pero Jordi Pujol descartó ayer de plano que CiU pueda apoyar al PP en caso de que necesitara sus votos para gobernar después del 9 de marzo. Los posibles pactos poselectorales marcan una precampaña en la que las encuestas dan por seguro que ni PP ni PSOE lograrán la mayoría absoluta.
La posición de Pujol, que hizo ayer pública en un artículo en La Vanguardia y durante la presentación en Madrid de la primera parte de sus memorias, Historia de una convicción (Destino) contrasta con la ambigüedad que mantienen los candidatos de CiU, que han planteado exigencias a ambos partidos para pactar.
La irrupción de Pujol en la campaña ha supuesto parar los pies al cabeza de lista de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, en sus aspiraciones de formar parte del Gobierno de España. Pujol, que sólo contempla posibles pactos con el PSOE, dice que estos deben ser "día a día y en cada ocasión desde cero". El ex presidente ve "imposible un compromiso duradero". Aparte, dice que sólo se puede pactar "si pagan por adelantado".
Durante su acto en Madrid, Pujol opinó que "las cosas no van bien en la relación de España y Cataluña". Pujol, ex presidente de la Generalitat catalana (1980-2003) prometió "plantar cara" al Partido Popular en 1996 cuando se intuía su victoria. Después, la coalición apoyó al PP para gobernar.
El ex presidente catalán se quejó también ayer de los políticos de "laicismo exacerbado", a cuenta de los últimos roces entre la Iglesia y el PSOE. "A veces me siento agredido" por ciertas actitudes "radicales", dijo, y recordó como advertencia el enfrentamiento entre "los comecuras" y "las ratas de sacristía" en las elecciones de 1936, preludio de la Guerra Civil.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 7 de febrero de 2008