Ahora que el cambio climático y el calentamiento del planeta está en boca de todos, los fondos fotográficos del Ayuntamiento de Vitoria nos permiten recordar cómo fueron tiempos pasados en estos menesteres. La exposición ¡Qué nevadas!, presentada en la capital alavesa, hace que la visita sea divertida, a lo que también ayuda la distribución de las sencillas composiciones en un entramado de rincones, escaleras y patio cubierto por un lucernario.
Las imágenes, de distintos autores, han sido cedidas por el Archivo Municipal para la ocasión. Muestran un recorrido por los lugares más emblemáticos del capital alavesa cubiertos por la nieve y permiten contemplar curiosas escenas. Están registradas desde principios del siglo pasado y las más tardías llegan hasta la década de los setenta. Todas ellas están resueltas en blanco y negro.
Refrescan la memoria y traen al espectador cierto grado de nostalgia de un pasado que siempre se ha creído peor, pero, al parecer, hay quienes añoran, al menos, en lo que respecta a la climatología.
Las fotos que se nos enseñan pueden clasificarse en dos grandes bloques. Por un lado, tenemos plazas, monumentos y paisajes. El Palacio Episcopal de Montehermoso se repite en varias ocasiones. Unas veces en detalle y otras en vista general, su majestuosidad resalta por el contraste del blanco de la nieve contra sus grises paredes en tomas realizadas con anterioridad a los años cuarenta por Enrique Guinea. Lo mismo ocurre con la sólida vivienda de los Bendaña en la calle Cuchillería en foto de Santiago Arina y Albizu. Igualmente encontramos distintos aspectos del parque de La Florida, el Paseo de la Senda donde posan dos chicas bajo la cubierta de un oscuro paraguas, el Cantón del Seminario o la Plaza de la Virgen Blanca. En otro bloque, aunque mezclado con el anterior, se encuentran distintas escenas y personajes jugando o enfrentándose a lo que se consideraban inclemencias del tiempo y en la actualidad hay quien parece añorar.
Resulta llamativo el contraste de un hombre con paraguas y sombrero caminando solitario por la inconfundible calle Dato. Muy curioso es el joven anunciando la lejía La Blanca delante de la fábrica de hebillas en San Cristóbal. Es divertida la batalla de bolas de nieve que se traen unos muchachos y resulta espectacular el coche cubierto por una capa que sobrepasa los setenta centímetros. Una exposición entrañable donde la sonrisa llega con el reparto del aguinaldo del guardia de trafico cubierto por su pintoresco casco blanco.
Miradas en blanco. ¡Qué nevadas! Varios autores. Palacio Villasuso. Plaza del Machete, 1; Vitoria. Horarios: de lunes a viernes de 11.30 a 13.30 y de 17.30 a 19.30; sabados y domingos, cerrado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de febrero de 2008