Los sobresaltos continúan marcando el ritmo en los mercados de valores, algo que suele ser habitual en periodos de gran incertidumbre económica, como el actual.
El Ibex 35, que se recuperó de una apertura negativa y que llegó a ganar el 0,73% tras recuperar los 13.000 puntos, se vio arrastrado por la Bolsa de Nueva York y cayó el 1,24%, aunque al cierre las pérdidas se redujeron al 0,90%.
El nivel de los 13.000 puntos del Ibex 35 se está convirtiendo en una referencia obligada para la Bolsa española y los problemas empiezan, precisamente, cuando este índice supera o pierde esa cota. Puede afirmarse que los inversores ven el mercado con relativo optimismo cuando el Ibex 35 consigue superar ese listón, pero cuando cae por debajo no parece haber freno para la salida de papel.
La capacidad de arrastre de la Bolsa de Nueva York se debe, en esta coyuntura, a su evidente relación con el epicentro del problema financiero que sufre la economía estadounidense y que ayer sufrió una nueva sacudida. La compañía aseguradora AIG anunció que la pérdida de valor de activos relacionados con problemas crediticios va a resultar mucho mayor de lo esperado, lo cual confirmó el temor de muchos inversores a que todavía hoy haya sociedades que no han hecho públicos sus problemas o no los han cuantificado suficientemente.
La ausencia de indicadores económicos relevantes en esta jornada hizo que los inversores se centraran forzosamente en las pocas cuestiones que les iba ofreciendo el mercado, aunque, en el caso de la Bolsa española, hay que destacar la escasa solidez de los planteamientos de inversión, incluso de los de corto plazo.
Curiosamente, unas horas después del cierre europeo, en Nueva York se relativizaban los efectos del anuncio de AIG y el Dow Jones de valores industriales mostraba un ligero avance.
En el Mercado Continuo se negociaron 4.214,95 millones de euros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de febrero de 2008