La organización ecologista Greenpeace escogió ayer las aguas de Tarragona para iniciar una campaña por el litoral marítimo en la que pretende poner de manifiesto situaciones de contaminación como la que denunció que se produce a causa de los vertidos al mar de la industria petroquímica tarraconense.
Greenpeace aseguró que no hay control de la Administración sobre los 10 emisarios que hoy vierten aguas residuales de la industria a través de tuberías submarinas y tomó muestras de agua de la zona para analizarlas en Gran Bretaña.
Fuentes de la Asociación Empresarial Química de Tarragona, que agrupa a las empresas del sector, informaron de que cada empresa depura sus aguas residuales antes de verterlas al mar, y que la Administración catalana dispone de puntos de control en las salidas de cada depuradora, de modo que el agua que se vierte al mar cumple escrupulosamente con la normativa. Sin embargo, Greenpeace sostuvo ayer que los desechos de la industria química contienen metales como el mercurio y compuestos organoclorados que pueden llegar a la cadena trófica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de febrero de 2008