Éste es el resultado de las encuestas que se están haciendo estos días. Sentí vergüenza ajena mientras veía cómo una señora, en su papel de Arias Cañete, menospreciaba a la joven ¿peruana, colombiana, mexicana? que le servía un cortado. Supongo que no era suficientemente eficaz. Mientras contemplaba la escena leí la carta de Margarita Porras (El color de la piel) y pensé la responsabilidad que habría que pedir a algunos políticos y otros líderes de opinión. Que no roben, que se integren, que sepan qué es la manteca colorá, que vengan los que hagan falta, ni uno más... salvo si viene a jugar de delantero en el Madrid o el Barça.
En Cataluña (donde ocurre la escena del desayuno) el nacionalismo xenófobo quiere que le sirvan en català, da igual si llegaron hace un mes o tres años. Si no saben qué es el pá amb tomaquet... Hace sólo 30 o 40 años los españoles eran los inmigrantes del norte de Europa... pero se nos olvidó.
Esperemos que la próxima vez que un ecuatoriano sea "lanzado al mar" o un africano sea apaleado, los Pizarros, Rajoys y Cañetes guarden un minuto de silencio. O esperemos que no haya próxima vez y que simplemente se den cuenta de que la semilla del odio es peligrosa, incluso con elecciones a la vista.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de febrero de 2008