Cambio en Cuba
Fidel Castro se marcha a los 81 años. Abandona en vida y por decisión propia el ejercicio formal del poder, lo que no significa que su influencia política vaya a desaparecer. Ha sido su frágil estado de salud, lo que le ha llevado a anunciar la renuncia a la presidencia de los Consejos de Estado y de Ministros y también al grado simbólico de comandante en jefe.
M. VICENT | La Habana
Los cubanos esperan el fin de muchas prohibiciones y reformas económicas
"Como un rey sin trono, pero rey al fin y al cabo". Así definió ayer la nueva situación de Fidel Castro el vicepresidente de la Unión Liberal Cubana, Antonio Guedes. Como él, la mayoría de los disidentes que viven en España recibieron con esperanza y cautela la decisión del líder de la revolución de dejar la presidencia.
Estados Unidos confía en que la renuncia de Fidel Castro a algunos de los principales cargos que ostentaba en Cuba sea el comienzo de una transición hacia la democracia, que este país no tiene intención de precipitar, por el miedo a un caos dentro de la isla, pero a la que tampoco está dispuesto a renunciar en aras de la normalización de las relaciones.
Pakistán se despertó ayer satisfecho con su nueva imagen de un pueblo que quiere la democratización de su país. Las dos grandes formaciones vencedoras de las elecciones generales del lunes -el Partido Popular de Pakistán (PPP) y la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N)- pidieron al presidente Pervez Musharraf que se vaya y defendieron la formación de un Gobierno de consenso y un "Parlamento fuerte para acabar con la dictadura".
La imagen está cargada de simbolismo y advertencia: un millar de jóvenes serbios, algunos enmascarados, destruyeron ayer los puestos aduaneros de Jarinje y Bruja, al norte de Mitrovica. A uno le prendieron fuego; al otro, lo arrojaron al río.
La carrera hacia la Casa Blanca
Tras la votación en Wisconsin y cuando la campaña electoral llega a los grandes Estados de Tejas y Ohio, donde se hace más patente la presión de los obreros, las clases medias y las minorías raciales, los dos aspirantes a la candidatura demócrata, Hillary Clinton y Barack Obama, apurados por la intensidad de la campaña, recurren como nunca a un discurso populista del que pueden quedar esclavos para el futuro.
Un coche bomba contra una patrulla policial causó ayer la muerte de un civil y cinco heridos en Kandahar, pese a la presencia militar internacional (en la foto, un soldado estadounidense).