Cuando el presidente Zapatero compareció en el plenario del Parlamento Europeo en Bruselas el 28 de noviembre pasado, EL PAÍS, como el resto de la prensa española, destacó la escasa asistencia de eurodiputados, especialmente de la derecha del hemiciclo, presentándolo con un vacío al presidente español. El 19 de febrero ha comparecido el primer ministro centrista sueco, Inguar Carlson, y lo ha hecho en Estrasburgo, plaza más fácil por la mayor presencia de diputados, y sin embargo ha tenido menos asistencia que el presidente español... y de nuevo por ausencia de la inmensa mayoría de los miembros del Grupo Popular.
Creo que los corresponsales y editorialistas de EL PAÍS deberían reflexionar sobre las conclusiones precipitadas a las que llegaron en noviembre (la falta de interés por Zapatero en Europa), aunque siga siendo cierto que es injustificable que los eurodiputados, en general pero en particular los de la derecha, no cumplan con su deber y además caigan en la descortesía ante un jefe de Gobierno de un país miembro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de febrero de 2008