Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
EL ESPECTADOR PERPLEJO | ELECCIONES 2008 | Campaña electoral

Si esto fuera una película

En una película nos hubiéramos ido antes de terminar. Era mi primer mítin, lo confieso, y no me esperaba tan poco nervio; a MR le falta la tensión que dice que le sobra a ZP. Lo raro no es que le falte a él, a quien todos le piden que sea "él mismo" (lo mismo que le piden a ZP). Lo extraño es que esa tensión le falte también a Javier Arenas, su telonero. En la legislación de los mítines debe valer todo, pero lo que no vale es el aburrimiento, y Arenas y Rajoy parecía que se aburrían a sí mismos. Antes la candidata regional, Esperanza Oña, había tratado de caldear el ambiente con los tópicos que legitiman estos actos con el voto cautivo. Y la candidata nacional, Celia Villalobos, que aquí torea de siempre, intentó animar el cotarro con armas de mujer. Pero los hombres se les desinflaron. Rajoy desgranó temas "que les preocupan a los españoles" (déjense de Franco, ZP, vino a decir, entre otras imprecaciones al hombre de La Moncloa, a quien acusó de algunas indignidades), pero aceptó que le hicieran el menú de los asuntos los de la grada. Y le dijeron lo que antes se le decía a Guerra: "Dáles caña, Mariano". Muy bien, voy a dar caña. Líder obediente ante su graderío, se dio cuenta que estaba utilizando un tono menor, bajó la voz para hacer una confidencia; ahí me extrañó que un registrador de la propiedad introdujera una mentira pequeña (que sonó a grande). Dijo: "No quería que le escuchara nadie, salvo Gabilondo, tenía un poquito de pudor, no mucho, pero lo cachamos, lo escuchamos todos. Dijo: ? Tensión, dramatismo, crispación` ". No, señor, ZP no dijo crispación. ¿Qué pasa para que un señor que se presenta como alguien que va a decir la verdad, añada ese estrambote de la crispación? Ah, las leyes del mítin, y del crescendo. Unos minutos después, cuando el graderío estaba con los banderines desenganchados, MR debió recibir una señal del cielo, levantó la voz como poseído, la subió como en Bolero, e hizo que la apoteosis acompañara a su último mensaje: "¡El cambio es urgente!". Música y a calle, a toda prisa.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de febrero de 2008