La eurodiputada socialista Barbara Dührkop (en primer plano de la fotografía, con camisa blanca) lamentó ayer, emocionada ante la tumba de su marido, el dirigente del PSE Enrique Casas, asesinado por ETA hace 24 años, no haber podido ofrecerle, transcurrido un año más, el "homenaje absoluto que sería el poder decir: 'Lo hemos conseguido; hoy tu familia puede vivir en paz".
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de febrero de 2008