Acabo de leer con interés la reseña de Rosa Montero sobre el excelente libro de José Carlos Llop París, suite 1940, publicada en Babelia. Estoy totalmente de acuerdo con ella excepto en el empleo de un adjetivo: César González Ruano no fue nunca un "gran escritor", sino un cronista castizo, claro antecedente de Umbral y un ignorante hasta la desfachatez. ¡Recuerdo que su obituario con ocasión de la muerte de Richard Strauss se titulaba nada menos que El ocaso del rey de los valses! Un lector de La Vanguardia le rectificó con temor el día siguiente, asustado de su propia audacia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de febrero de 2008