El domingo 24 de febrero se retiró de los ruedos el gran César Rincón, en Bogotá, con toros de su ganadería y en un memorable mano a mano con Enrique Ponce. Pero los lectores de EL PAÍS no hemos sabido nada de eso. Y poco antes tampoco tuvimos noticia alguna de la Feria de Valdemorillo, el pequeño pueblo de Madrid que abre oficiosamente la temporada y que es para nosotros una cita relevante.
Y podría seguir. Ya sabemos que, por desgracia, murió antes de tiempo Joaquín Vidal, pero deseo saber si la voluntad de liquidar la crónica y crítica de toros en nuestro periódico -y digo nuestro autorizado por la piadosa teoría de que, a fin de cuentas, los últimos propietarios de un diario son sus lectores- es definitiva o una laguna transitoria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de febrero de 2008