Si acompañan la salud, el trabajo, el aguante del Estado de bienestar y la suerte, un día u otro todos seremos pensionistas. Hoy, el 17% de la población española supera los 65 años. Las estimaciones para 2030 alcanzan el 30%. ¡Montones de votos!
Leo que se ha creado el Partido de los Pensionistas en Acción, imán potencial para más de ocho millones de jubilados. Su proyecto colgado en la Red asegura que no es "de izquierdas ni de derechas", que es "un partido de acción social, para actuar desde dentro del sistema" en defensa directa del colectivo de jubilados, tras valorar los "pocos resultados" de los partidos tradicionales y asociaciones de pensionistas, jubilados o viudas.
Enric Soriano, número cuatro por Barcelona y que votó socialista en las últimas citas con las urnas "por la prepotencia de Aznar", me cuenta que va a cumplir 75, que acaba de tener un subidón de presión arterial y que ha batallado mucho en esta vida. "Estoy cansado, pero cuando me explicaron el proyecto me dije que valía la pena moverse", dice Soriano, también ex presidente de la Asociación de Perceptores de Pensiones no Contributivas, con la que ha acabado en desencuentro personal.
Uno pensaría a priori que las entidades variopintas de mayores verían la iniciativa con simpatía. Pero descubro que ni pizca, que la animadversión intrajubilados es monumental. La Federación de Asociaciones de Gente Mayor de Cataluña (Fatec) ha difundido un duro manifiesto en el que su presidente, Mario Cugat, reivindica los logros de las asociaciones, agradece con ironía "la descalificación" de su labor y tilda al nuevo partido de "estorbo", porque "para influir se necesita un importante número de diputados".
José María Torrente, presidente del nuevo partido (57 años), se declara "desbordado" por las muestras de adhesión y sueña a medio plazo con 300.000 afiliados. Le pregunto por la guerra y dispara que las asociaciones les temen porque "se les acabaría el chollo de las subvenciones". El portavoz de Fatec, Enric Ollé, reacciona indignado, opina que no se puede entrar en escena "cargándose el asociacionismo" y recuerda que las ayudas contribuyen a financiar programas específicos, como pagar a monitores deportivos en casals de gente mayor. Más allá de este choque, me pregunto si es posible eliminar los acentos ideológicos a la hora de abordar los problemas de los jubilados. Pese a reconocer la legitimidad del nuevo partido, el director de Edad y Vida, Albert Vergés, ve "difícil" esta transversalidad y rechaza "la segregación de colectivos, porque suele derivar en más reivindicación que oferta de programa". Me viene entonces a la cabeza la campaña del colectivo Cataluña.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de febrero de 2008