Si los resultados del próximo día 9 fueran similares a los del sondeo que publica hoy EL PAÍS se podrían sacar dos conclusiones. Primera, que el PSOE ganaría con cierta facilidad, mejor que en 2004, pero que gobernaría con los mismos o muy parecidos problemas que en la legislatura anterior. Y segunda, que el PP perdería con dignidad, lo que no implicaría la derrota evidente de los estrategas de esta legislatura, pero que tampoco supondría su consagración. Muy probablemente no desaparecerían las tensiones internas de los populares, sino que en pocos meses se harían más explícitas, con un líder, Mariano Rajoy, decidido a continuar al frente del partido pero necesitado para ello, como mínimo, de una gran renovación.
En términos generales, se esbozaría un panorama político bastante complejo, con un Congreso aun más polarizado que el actual (es decir, más radicalmente dividido entre dos opciones políticas, PSOE y PP, que habrían aumentado, ambos, en escaños y en votos) y posiblemente con menos grupos parlamentarios, menos voces, que el actual. El PSOE podría quizás gobernar buscando el apoyo casi exclusivo de Convergència i Unió, que es un socio menos problemático que lo ha sido Esquerra Republicana en toda esta legislatura, pero la realidad es que CiU está en una posición difícil, muy enfrentada al Gobierno socialista y tripartito de Cataluña. Todo ello, además, cuando Josep Antoni Durán Lleida, un gran mediador y componedor político, se encuentra enfermo y sometido a un prolongado tratamiento médico.
Queda aún una semana de campaña y el famoso segundo debate cara a cara entre Rodríguez Zapatero y Rajoy. Será una oportunidad para intentar llevar a las urnas a lo que los sociólogos llaman el voto volátil, por lo que se ve una expresión mucho más justa que la de izquierda volátil. Dicen que es el voto de quienes se sitúan en el punto cinco de una escala de cero a diez. Hasta ahora, cuando se moviliza, termina cayendo dos a uno del lado del PSOE.
PUNTO DE OBSERVACIÓN
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de marzo de 2008