Hemos vuelto a ser víctimas de la muerte injustificada. Pero ¿cómo se puede justificar una bala? Yo sólo quería saber si vacilaste antes de disparar, si tuviste valor para mirarle a los ojos, si pensaste en su familia, amigos, compañeros... en todas las lágrimas que causa una muerte. No estoy hablando de ideales políticos. Hablo de personas que nacen, crecen y creen, viven y crean. Hablo de la gente que ha sufrido el vacío de la muerte en su propia casa, tan sólo hablo de ética y, quizás, de moral.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de marzo de 2008