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Alberto cumple 50 y no se casa

El palacio de Mónaco desmiente una inminente boda del príncipe

Ha llegado a los 50 soltero, una condición sin importancia para un ser anónimo pero no para un príncipe, obligado a tener descendencia, a perpetuar la dinastía. Porque Alberto, de quien se especuló durante mucho tiempo sobre su orientación sexual, tiene dos hijos de mujeres diferentes, pero no se casó con ninguna y las leyes de sucesión del principado católico marcan que sólo los niños nacidos dentro de la institución matrimonial pueden acceder al trono.

Alberto de Mónaco cumple mañana medio siglo y en el principado todo el mundo daba por hecho que esta vez habría anuncio de boda. Hasta la revista Point de Vue ha dedicado la portada de su último número al único hijo varón que tuvieron Raniero y Grace. En ella se ve a Alberto junto a Charlene Wittstock, la nadadora que ha dejado todo, incluso su preparación para los Juegos Olímpicos de Sidney, por amor a su príncipe.

Fuentes próximas al palacio Grimaldi, según Point de Vue, fijaban mañana como fecha del anuncio de su compromiso y aseguraban que la Casa Real ya se ha puesto en marcha con los preparativos de la boda, que se celebrará en septiembre. Pero, a última hora de la tarde de ayer un comunicado oficial del palacio de Mónaco desmentía el enlace.

Para los monegascos, Charlene es una perfecta sucesora de Grace Kelly, también rubia, joven y atlética. Grace era actriz de cine y Charlene, deportista. Desde hace 10 meses Charlene vive en Mónaco, en un apartamento, y acompaña a Alberto en muchos de sus viajes. Al no estar comprometidos el protocolo se ve obligado a hacer equilibrios para poder incluirla en la vida de Alberto. Quienes la tratan ya como alguien más de la familia son las hermanas del príncipe, Carolina y Estefanía.

Ayer, las revistas del corazón de medio mundo mostraban imágenes de la pareja pasando unos días en la nieve, invitados por Carolina y su esposo, Ernesto. Mañana todos estarán en Mónaco para festejar 50 años de Alberto en una fiesta primero popular y luego privada. ¿Asistirá Charlene?, ¿Qué sitio ocupará en el protocolo? Con este príncipe nunca se sabe.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de marzo de 2008