Blanca Li se ha caracterizado desde el principio de su carrera por ser una renovadora de la danza, una artista singular y hasta cierto punto rebelde que siempre ha presumido de hacer lo que le ha apetecido, sin plegarse a ortodoxias ni al mercado. Ese afán experimentador ha quedado patente cuando la artista ha utilizado recursos del hip hop, pero también cuando ha evocado la danza clásica, y ha vuelto a dar frutos en Corazón loco, la coreografía que presentará mañana en el teatro Principal de Vitoria (20.30; 11 a 24 euros).
La unión y la interacción armoniosa de voz, percusión y danza es el gran logro de un montaje con reminiscencias operísticas en el que Blanca Li comparte escenario con otros cinco bailarines y con los cantantes del Ensemble Vocal Sequenza 9.3. "Este trabajo pone en evidencia muchos parámetros que son la base misma de la música: los encuentros entre la voz y los cuerpos, entre la voz y la percusión, y del ritmo de la percusión con la danza, en ocasiones con inversión de roles. Los bailarines cantan y los cantantes danzan, todos integrados en esta coreografía", ha manifestado Edith Canat de Chizy, autora de la música y de los textos que se escuchan en Corazón loco.
Blanca Li se formó en Nueva York, en la escuela de Martha Graham, y hace 15 años fundó en París su propia compañía, con la que ya ha producido diez espectáculos.
Además de coreógrafa y bailarina, es también actriz y directora de cine, y hasta el 4 de mayo protagoniza en el Musac, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, la exposición Te voy a enseñar a bailar, mezcla de performance, exhibición de danza y vídeo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de marzo de 2008