Rodado y engrasado para volver a la Champions, el Sevilla planeó con suavidad en Mestalla para despeñar a un Valencia agónico que sigue avanzando hacia las cavernas. El cuadro de Jiménez se enfrentó a un fantasma espantado e histérico; un guiñapo que ha pisoteado insistentemente el máximo accionista, Juan Soler, hasta convertirlo en lo que es secundado por un entrenador encantado de haberse conocido, Ronald Koeman, pese a haber empeorado a todos los jugadores menos a uno: Mata.
Al Sevilla le bastó un poco de intensidad en el arranque. Una falta de Luis Fabiano por encima de la barrera local, agrietada ante el miedo a un tiro que resultó un bombón a la escuadra derecha de Hildebrand. Y un control orientado de Navas con el pecho que dejó humillado y hundido a Moretti. El centro del extremo acabó en un disparo desde la frontal que desvió a gol Luis Fabiano, el 22º de los suyos.
VALENCIA 1 - SEVILLA 2
Valencia: Hildebrand; Miguel, Albiol, Marchena, Moretti; Arizmendi (Joaquín, m. 46), Maduro (Edu, m. 73), Baraja, Silva, Mata (Morientes, m. 58); y Villa. No utilizados: Mora; Caneira, Sunny y Helguera.
Sevilla: Palop; Alves, Mosquera, Escudé, Adriano; Navas (Alfaro, m. 90), Poulsen, Keita, Capel (Koné, m. 84); Luis Fabiano (Fazio, m. 69) y Kanouté. No utilizados: De Sanctis; Lolo, Duda, Maresca y Crespo.
Goles: 0-1. M. 10. Luis Fabiano, de libre directo por encima de la barrera. 0-2. M. 21. Luis Fabiano desvía un disparo desde la frontal de Keita. 1-2. M. 90. Albiol, desde cerca.
Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Miguel, Poulsen, Navas y Joaquín.
Unos 40.000 espectadores en Mestalla.
Hace cuatro años, el Valencia de Benítez levantaba su segunda Liga en tres años en el Sánchez Pizjuán, puesto en pie para reconocer el mérito valencianista, infiltrado entre los dos grandes. El Sevilla tomó nota. Y lo reconoció como modelo a seguir: equipo rocoso, ágil, equilibrado. Bien, desde entonces, el Sevilla ha ganado dos Copas de la UEFA, una Copa del Rey y una Supercopa de Europa. El Valencia, nada. Perdió sus esencias. Le dio un ataque de grandeza que comenzó con una larga lista de fichajes hinchadísimos: Joaquín, por ejemplo, por el que pagó 25 millones, castigado ayer por Koeman por llegar tres minutos tarde a una charla.
Soler se ha ido del palco dejando un legado horroroso. Koeman le complació guillotinando a tres enemigos -Albelda, Cañizares y Angulo-, pero ahora ya nota que ni eso le va a servir para cumplir los tres años firmados. Soler no se acordó de él en su despedida. A Koeman sólo le queda la bala de la Copa, el jueves ante el Barça, pero ni Mestalla cree ya en su equipo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de marzo de 2008