Resulta difícil consultar las hemerotecas o la extensa bibliografía de la Famila Real de las últimas cuatro décadas sin encontrar fotografías firmadas por Dalda. Antonio Dalda fue el primer operador oficial del Palacio de la Zarzuela. Eso le convirtió en testigo de excepción de los acontecimientos familiares e institucionales de don Juan Carlos y doña Sofía desde la etapa predemocrática como Príncipes de España hasta los enlaces matrimoniales de las infantas doña Elena y doña Cristina a finales del siglo pasado y del Príncipe de Asturias a principios del actual.
Precisamente cuando don Felipe tenía un año fue la época en la que Dalda empezó a realizar sus primeros trabajos para la Zarzuela, avalado por su trayectoria en Aulocolor, la gran empresa fotográfica de los sesenta de reportajes religiosos, sociales y culturales. Jefe de 130 fotógrafos, llamados entonces operadores, de la pionera del color, Dalda supo llevar a la Zarzuela su buen oficio, su excelente técnica y esa virtud tan apreciada: la discreción. Cualidades que supo transmitir a sus colaboradores, su hijo Luis y Santiago Borja, eficaz actual continuador de su obra desde que a mediados de los noventa los problemas de salud empezaron a aquejar al conocido como el fotógrafo oficial de la Casa Real.
A pesar de estos percances, por deseo de los Reyes, Dalda no dejó de participar en los grandes acontecimeintos de la Corona, contribuyendo así a ampliar uno de los archivos fotográficos más completos y valorados. Iniciado por él, el archivo incluye fotos desde la niñez de las infantas y el Príncipe hasta cientos de viajes de Estado por todo el mundo de los Reyes, entrevistas oficiales y privadas con los máximos dignatarios de la Tierra y miles de actividades de los miembros de la Familia Real por toda España.
Antonio Dalda murió ayer en Madrid, su ciudad natal, a los 68 años, víctima de una larga enfermedad. Deja además de sus cuatro hijos, su gran obra gráfica para la historia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de marzo de 2008