El presidente José Luis Rodríguez Zapatero, avalado por la victoria electoral del 9-M y en la convicción de que se enfrenta a un ciclo largo de violencia por la debilidad de ETA, quiere recomponer la pieza que le falta para su política antiterrorista: la unidad política. Su objetivo es aglutinar a todos los partidos, en particular al PP, como primera fuerza de la oposición, y al PNV, por gobernar en el País Vasco, en torno a un nuevo consenso.
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El pacto, no escrito, se basa en cinco principios: eficacia de la lucha policial, acción implacable de la justicia, colaboración internacional, aislamiento del entorno político de la banda y expulsión de la lucha contra ETA del debate partidista.
Zapatero quiere un pacto acorde a la situación actual: descarta un final dialogado de la violencia y está convencido de que ésta terminará cuando ETA asuma su derrota y anuncie su fin. El Gobierno cree que no hay razones para que el PP se oponga a un pacto semejante. Las incógnitas en el PNV son otras. Los nacionalistas celebran hoy el Aberri Eguna o Día de la Patria tras su mal resultado del 9-M. La jornada dará pistas sobre su voluntad de colaboración.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de marzo de 2008